jueves, 16 de octubre de 2014

16 de octubre de 2014

¡Hola!
¿No os pasa que hay semanas en las que hacéis mil y un cosas y otras en las que vuela el tiempo y lo habéis gastado en chorradas y ni siquiera os dais cuenta? ¿Y no tenéis esas semanas en las queréis ser algo distinto a lo que sois? No sé, a lo mejor soy solo yo pero es que estoy en un momento en el que mi vida es bastante surrealista y estoy probando cosas nuevas y no sé, me gusta, me da miedo, tengo ganas, pero a la vez estoy acojonada (woooo, una palabrota)

Y no sé, tengo un cacao mental en la cabeza con mi vida bastante importante. 

Chauuu

miércoles, 15 de octubre de 2014

Hola, ¿hay alguien aquí? Eco, eco, ¡hey!, ¡hey!

¡Pero esto que es! ¿Me he vuelto (más) loca? ¿Qué hago escribiendo en este "sub-blog" que se supone que está dedicado a una historia inacabada (que si queréis podéis leer, de hecho creo que tengo más capítulos escritos y si queréis los subo, pero la historia no va a ser acabada)?

locuuuuuura
Bueno, dejadme explicarme. Como me he aficionado mucho últimamente a los "vlogs", he decidido crear una pequeña imitación a ellos (y no, no voy a ponerme a grabar videos diarios). A partir de hoy este blog (que será editado para estar acorde con el otro más adelante) va a ser mi diario. No voy a publicar todos los días ni os prometo que las entradas tengan calidad (tampoco van a estar traducidas) pero como me siento tan cómoda con este vínculo que tengo con el blog los días que pueda voy a contaros mi poco interesante vida. A estas entradas no las voy a dar ni la mitad de difusión que doy a las del blog principal así que estar atentos a Twitter porque avisaré por ahí y si pienso que la entrada tiene alguna relevancia la anunciaré también en el blog (esto ocurrirá el 0,0000001% de las veces). 

Asi que si os queréis quedar y escuchar sobre mi vida, bienvenidos. Sino queréis porque no os importa (cosa que comprendo) chauuu. 

A los que os quedéis, yo quiero que me comentéis vuestro día también y no se, que por aquí compartamos nuestras vidas de lectores fangirls/fanboys locos (y quizás llegar a hacer un grupo de whatsapp donde seamos todos amigos para siempre xd valeyaSaracallate). 


estos somos nosotros siendo guays y estando happy, free, confused and lonely
in the best way (yeaaah)


See you soon! 

Saraaaa :3


sábado, 29 de junio de 2013

Capitulo 8

Me levanto y un olor dulzón se mete dentro de mi, vainilla. Abro los ojos y los recuerdos de la noche anterior me llegan, haciendo que me maree un poco, justo antes de ver a Ana paseando por la habitación
-¿Se puede saber qué hiciste anoche en el baño? -Me pregunta enfadada mientras que barre por debajo de la cama.
-No...no...no lo se, me sentó algo mal -Tartamudeo mientras que empiezo a modelar una excusa en mi cabeza para lo ocurrido anoche. 
-Si,si claro -Dice entre risas. -El amor adolescente es el que mas daño hace y el que más nos revuelve el estómago, ¿verdad? -Sigue riendo en su pequeño chiste personal pero a mi no me hace ninguna gracia y en apenas segundos he salido de la habitación dando un portazo para mostrar mi enfado.

Maquillaje, ropa, pelo. Bien, estoy aceptable.

Salgo de casa y oigo como alguien me silba desde una camioneta roja -¿De qué cielo te has caído ángel? -Me grita Kod desde el asiento del piloto. La saludo haciendo caso omiso a su cumplido, el que por supuesto, es falso (es un cumplido y perdonadme la lógica pero lo dice por... cumplir). Reviso mi bolsa para asegurarme de que llevo todo para pasar el día, y la noche, en su casa.

Cuando llegamos a casa de Kod me cuenta lo muchísimo que le gustó a su abuela el regalo de Lewis no sin saltarse los millones de comentarios sobre lo enamorada que está de él. Por lo que ella me cuenta llevan saliendo dos años juntos y son almas gemelas (aunque a simple vista no lo parezcan). Según Kod están destinados a estar juntos porque se lo dijo la primera canción que escuchó después de que él le pidiese salir.

La casa de Kod no es muy grande pero es peculiar. Lo primero que hay al entrar en la casa es un sofá y una televisión donde debería de estar el recibidor. Luego al lado y sin ninguna separación está la cocina con el fregadero lleno de platos por limpiar. Al lado una pequeña puerta que intuyo que será el baño y unas escaleras que suben a las habitaciones. Aparte de la cocina toda la casa está impecable, como si se pasasen la vida limpiándola. Arriba me enseña su habitación y me sorprendo ver que no hay ninguna otra para sus padres. Un pequeño estudio de música ocupa la mitad de la segunda planta en la que solo está la habitación de Kod.
-Cada uno de esos instrumentos me los compra mi madre después de volver de donde sea que se vaya. Le da un arrebato de culpabilidad y al día siguiente tengo un ukelele o una guitarra nueva. No me quejo -La madre de Kod viaja mucho por el mundo y no está nunca en casa. Kod vive sola y su abuela, que vive en la casa colindante, se encarga de ella.

Preparamos unas cuantas bebidas y algo para beber ya que esta noche vienen los chicos a pasar el rato. Me siento tan bien con Kod que no puedo evitar contarle lo que pasó la noche anterior

-Y,¿no has hablado con él? -Niego con la cabeza -¿Desde anoche?
-No Victoria, no he hablado con él desde el beso -Intento reprimir mi enfado ya que no ha parado de reírse desde que se lo he contado.
-Pequeña, no me llames Victoria -Me señala con el dedo de forma cómica -Y que sepas que has entrado en el salón de la fama de Clive -Y sigue riéndose como una cría mientras que niego con la cabeza.
-Ja,ja. Serás imbecil -Lanzo hacia su cabeza un nacho que estaba a punto de entrar en mi boca.
-Oye guapa que lo digo en serio. Clive y sus líos son famosos en este pueblo -Dice mientras que se levanta del sofá para abrir la puerta
-No soy “sus líos”-Me burlo de ella -Fue un beso -Me mira divertida antes de abrir la puerta. Ruedo los ojos con desesperación -Bueno vale fueron dos pero no fue nada importante -Suspiro irritada.

-¿Y él sabe eso Jane? -Pero no me da tiempo a responder. Kod ya ha abierto la puerta y los chicos están dentro de casa.

sábado, 22 de junio de 2013

Capitulo 7

 Capitulo 7
El camino de vuelta a casa se vuelve eterno. Lewis y Kod se sientan juntos atrás y se dedican la hora entera a liarse. Clive conduce y yo por mi parte me he leído cien veces las contraportadas de los libros que compré antes. No hemos hablado de nada desde que me besó y no pretendo hablar de ello.

-Jane, ¿piensas decir algo? -El coche de Clive está aparcado enfrente de casa de Maffi. Clive llevó a Kod y Lewis hace un rato a casa y ahora estamos solos.
-¿De qué?
-No se, a lo mejor del echo de que te he besado -Está enfadado pero no soy capaz de decirle nada -Mira Janina, no se porque pero me gustas. Me desquicias con tus sarcasmos, tus cambios de humor, tus tonterías, tu control y todas las cosas malas. Pero me vuelves loco. -Y ahora son mis labios los que están en los suyos. Le beso. Solo le beso, no pienso en nada más por muchas preguntas que quieren salir disparadas de mi cabeza. Cuando me separo de él me mira a los ojos y entonces recupero la razón y me doy cuenta de lo que he hecho. Yo, Jane Dessen estoy besando a un chico. No me lo creo. Me despido de él y entro en casa corriendo.

Estoy en la cama tumbada mirando al techo. No paro de volver al coche de Clive. Y al centro comercial. Y a sus labios sobre los míos. Aquel ha sido mi primer beso. Y mi segundo. Siempre había estado tan asustada por como reaccionar cuando ese momento ocurriese. Y ahora ya se como es. ¡Y he sabido hacerlo bien! No ha sido un beso mágico como los que describen en las novelas, de esos que se supone que te elevan a otro planeta. Han sido unos besos cargados de confusión. Y así es como me encuentro ahora mismo a las dos de la mañana, confusa. Y hambrienta. Bajo a la cocina a por algo de comer. En el trayecto que recorre mi habitación de la cocina comprendo porque Al tiene miedo a la casa. Pienso en Al, sus ojos, su sonrisa, su caballerosidad y... su novia. El nombre de la chica ha asomado demasiadas veces en mi cabeza esta semana. Bella. Bella. Bella. Y entonces la realidad me da de golpe, como una gigantesca jarra de agua fría. Cierro la nevera y dejo dentro el bizcocho que pensaba comer. ¿Qué hago? He comido de todo durante esta semana. Miro mi cuerpo y grasa es todo lo que veo. Mis muslos, mi tripa, mis brazos. También miro a las muñecas con las heridas cicatrizadas. ¿Cuando ha pasado esto? Huyo de Madrid y, ¿me creo que puedo ser feliz? No, no lo merezco. Soy una cobarde que no es suficientemente buena en nada. Nunca. Apresuradamente abro la nevera y saco de ella todo lo que me resulta apetecible. Galletas de chocolate, leche, embutido... Como hasta que mi tripa no puede más. Subo corriendo las escaleras. Me tropiezo por el camino varias veces por culpa de las lágrimas que inundan mis ojos. Entro en el baño y me arrodillo en el váter. Enciendo el agua de la bañera y mojo mis dedos indice y corazón dentro en el flujo de agua caliente que emana el grifo. En apenas segundos están dentro de mi garganta moviéndose frenéticamente. Poco a poco toda la comida sale de mi cuerpo, acompañada de todos los problemas y la frustración. Vomito hasta que ya no queda nada dentro de mi, ni comida ni culpabilidad. Me quedó tirada en el frío suelo del baño hasta que consigo acompasar las respiraciones. Mis dientes se mueven con fuerza, tiritando, hasta que me tumbo en la cama y espero a que otro nuevo día despierte.


domingo, 16 de junio de 2013

Capitulo 6

Hoy vuelve la tía Maffi. Sinceramente, no la he echado de menos. Esta semana ha pasado volando, más rápida incluso que las tres últimas semanas que pasé en Madrid. El día después de la fiesta en la playa Al vino a buscarme y me mostré más que receptiva. Estaba encantada de verle a él, y a sus ojos azules. Me llevó al bosque en bicicleta. Había traído una cesta con bocadillos, bebidas y chocolates y por primera vez desde que llegué al pueblo hice una comida entera, ¡hasta comí dos onzas de ese chocolate relleno de galletas Oreo! Pero hoy Al no está -imagino que estará con Beeeella- y me voy con Clive, Kod, Lewis a un centro comercial. ¡No puedo estar más contenta! Nunca he sido una chica adicta a las compras de ropa ni nada por el estilo pero pasarme mucho tiempo encerrada en mi bosque de Hogwarts particular me irrita un poco. Tengo que asomarme a la ventana para conseguir algo de cobertura, y eso los días que tengo suerte. Así que si, estoy emocionada por salir un poco de tanto árbol. Además, ¡tengo dinero para comprar libros! Y puesto que ya me he leído los cinco libros que me traje necesito nuevas lecturas.

-¡Janina, o bajas o nos vamos sin ti!
-Clive dejala tranquila imbecil -Oigo los gritos de Clive y Kod mientras que me apresuro para salir corriendo de casa.
-Tía me voy ya -La tía Maffi está sentada en un orejero de cuero en el salón. Estoy apunto de salir por la puerta cuando la oigo hablar.
-¿Sabes una cosa pequeña? -Me habla pero ni siquiera mira en mi dirección. Tiene los ojos atentos en un pequeño cuadro que cuelga de la pared -Me hace mucha ilusión tenerte aquí. Siempre he soñado con despedir a mis hijos cuando salían de fiesta. Es el sueño que nunca podré cumplir y ahora tenerte a ti, aquí conmigo, me ayuda a conseguir, de alguna manera, ese sueño imposible -Intento evitar que las lágrimas salgan de mis ojos. Cierro la puerta y abrazo a mi tía con ternura, cariño y mucha pena. Algo que no había hecho nunca. Mi presencia aquí, este verano, a lo mejor está ayudando a más gente de la que creo. -Toma. Nunca he tenido con quien compartir mi dinero -Me da una decena de billetes de veinte libras y acepto, encantada por la gran suma de dinero, y apenada, por la tristeza que tiene mi tía aun teniendo más dinero del que yo jamás podría soñar. Pero como sabiamente dicen el dinero no da la felicidad. Me levanto de su regazo y salgo de casa. Desde la camioneta Clive me grita que salga pero cuando me ve convierte el cabreo en esa sonrisa que me encanta. Despreocupada, desenfadada y completamente sincera.
-¿Se puede saber por qué has tardado tanto? Si por lo menos te hubieses arreglado lo entendería -Le miro enfadada -Es broma pequeña -Engancha sus dedos en mi nariz y le muerdo el dedo gordo cariñosamente para que me suelte.
-Perdóneme usted, no sabía que para estar en su presencia necesitaba lucir mis mejores galas -Me burlo.

-Estás muy guapa Jane, no le hagas caso -Lewis sale en mi defensa.
-Oye que tienes novia -Replica Kod desde el asiento de atrás a su novio, que está en el del copiloto -Y estás muy guapa pero el rimel hace maravillas.
-Ahora que todos habéis dado vuestra opinión sobre mi aspecto, ¿podemos irnos? -Replico un tanto molesta.

Tardamos casi una hora en llegar al centro comercial pero pasa volando. Kod y yo, en el asiento trasero hablando de música, y los chicos delante hablando de fútbol o de lo que sea que hablen los chicos. La verdad que no les presto la mínima atención, mi conversación sobre Queen con Kod es demasiado interesante. Por un momento me pasa por la cabeza que esto perfectamente podría ser una de esas citas dobles tan típicas en las comedias románticas. Pero no, Clive y yo no somos nada. Bueno, somos amigos pero nada más. Si Lewis no se hubiese dedicado a mirar a Kod todo el camino con ese brillo en los ojos que solo tienen los enamorados, yo no me hubiese sentido mal por no tener a nadie que me mire a mí de esa forma y no hubiese empezado a creer que me gusta Clive. Aunque, ¿no lo creía ya antes? No, no y no. Me niego. Clive es solo un amigo. Y además Clive nunca me querría, no me merezco que nadie me quiera.

-¡Oh dios mio! -Reacciono exageradamente cuando veo una librería gigantesca con el nombre de Pandemonium en medio de aburridas tiendas de ropa y objetos de decoración para la casa. Salgo corriendo a ella e intento contenerme al ver tantos libros juntos. Saco la lista que hice la noche anterior con los título que quería comprar y empiezo a mirar por las estanterías ajena de mis tres acompañantes abandonados atrás.


-Y bajo la misma estrella -Tacho el último libro de la lista. Miro los diez libro que he cogido, indecisa. No puedo gastarme todo el dinero que me ha dado la tía Maffi en libros. Miro los títulos una y otra vez. Una pasión vintage, Lola y el chico de al lado, Hermosas Criaturas, Y por eso rompimos, Beautiful Disaster y unas cuantos libros más están apoyados encima de una pequeña mesa.
-57 libras -Me dice el cajero -¿Eres una gran lectora?
-Bueno, leer es soñar con los ojos abiertos. Y soy una gran soñadora -Río y me sonrojo al ver como apunta su número de teléfono en un pedazo de papel.
-Es raro ver a chicas como tú por aquí -Me da los cinco libros que he decido finalmente comprar y el papel con su número de teléfono -Si quieres quedar y tomar un café algún di...
-¡Se puede saber donde te habías metido! -Cierro los puños y lucho contra la voz en mi cabeza que me dice que le estampe un puñetazo en la nariz. -¿Interrumpo algo? -¿Por qué está tan cerca de mi? En serio Clive, estás muy cerca. Sepárate pienso. -Bueno, da igual. Nos tenemos que ir Jane -Me agarra la mano y tira de mi hacía afuera sin dejarme siquiera coger el papel con el número de teléfono del dependiente.

-¿Qué cojones te pasa? -Le grito ya fuera de la tienda, con mis libros en la mano.
-Me aburro. Victoria y Lewis han ido a comprar un regalo para la abuela de Lewis y tú me dejas tirada por un dependiente -Lo pronuncia como si fuese algo asqueroso -Vamos Jane, tu puedes aspirar a más.
Le miro con los ojos como platos. ¿Aspirar a más? Si el chico era guapísimo y además le gustaba leer, cosa que dudo que Clive haga -¿Aspirar a quién? Si se puede saber, ¿que mal tenía ese chico? -Mis pensamientos me llevan por un rumbo equivocado, haciéndome enfadar más -Además, solo estábamos hablando -Le grito. Paro a pensar si debería decir lo que estoy pensando. Pero es imposible porque él no está por mi, ¿no? -Clive, ¿estás celoso?

Se acerca a mí cabizbajo y de repente, me besa. Un beso que me pilla completamente desprevenida. Y la verdad, nunca imaginé que mi primer beso sería alrededor de tanta gente y con un chico que no me gusta. ¿Por qué no me gusta no? ¿O sí?


sábado, 1 de junio de 2013

Capítulo 5

Capítulo 5

-No tienes frio, ¿Janina pero me llaman Jane? –Kod y Lewis se fueron hace un rato y los demás se han ido dispersando por la playa pero yo quería quedarme sola. Hacía mucho tiempo que no miraba el mar tranquila. Aun me acuerdo cuando mi padre me llevaba a la playa, antes del divorcio, alquilábamos una barca y pasábamos las tardes en medio del mar sin hacer nada. El hombre atento y cariñoso que hacía esas cosas está muerto y enterrado bajo el mar. Ahora en la superficie solo queda un hombre borracho y agresivo que solo le importa una cosa aparte de sí mismo, el dinero. Me estremezco al pensarlo. Ni siquiera respondo a Clive que se sienta pegado a mí.
-Es bonito, ¿eh? –Asiento con la cabeza. Tiene su cuerpo demasiado pegado al mío. Aunque lo agradezco ya que me estoy muriendo de frio me pone nerviosa –Yo solía venir a esta playa siempre con mis padres.
Le miro confusa -¿Solías?
-Al no es mi hermano biológico. Pensé que ya lo sabías. –Abro los ojos como platos. -De pequeño mi padre y mi madre me traían aquí. Me encantaba jugar con la arena.
-¿Y qué les pasó a tus padres? –Tengo la mirada clavada en él. No tiene ningún parecido a Al. Al tiene esos ojos azules perfectos de una noche de verano en la que solo se ven las estrellas en el cielo pero Clive es como un día de tormenta. Sus ojos negros absorben todo lo que hay alrededor. Me recuerdan a un pozo sin fondo.
-Mi madre murió enferma y mi padre se suicidó –No sé cómo pero estoy abrazada a Clive y llorando. Hace apenas unos minutos pensaba en la muerte de mi padre, el hombre que yo conocía por lo menos lo está, pero una punzada me corta el pecho al sentir la culpabilidad de que Clive no tiene a sus padres y yo, me quejo del mío.
-Lo siento mucho –Digo entre sollozos. Esto es ridículo, ¿por qué estoy llorando? Debería estar consolando a Clive y no al contrario.
-No pasa nada, hace ya mucho de ello. -Coge delicadamente mi barbilla. Nuestras miradas se cruzan y gira la cabeza para besarme. Grrrr. No me lo puedo creer, ¿estaba a punto de besar a Clive? Si no llegan a sonarme las tripas de esa manera tan horrorosa mi boca estaría en su boca, compartiendo su saliva. Me acuerdo de la noche anterior en la que le conocí y a Al. ¿De verdad iba a besar al capullo del bar? Al que debería estar besando es a Al, el que no tengo ni idea de dónde se ha metido. Me imaginaba que esta noche Al me llevaría a un botellón o a donde fuese y me liaría con él. No he hablado con el exactamente del tema pero en Madrid si los tíos son majos quieren lío. No lo sé por experiencia personal pero mis antiguas amigas me lo contaban todo. Por supuesto yo estaba demasiada ocupada para fijarme en chicos y además, los chicos no se fijan nunca en la amiga deprimida. Ahora que lo pienso, menuda tontería, ¿por qué querría alguien como Al liarse conmigo? Hay veces que vemos lo que nos da la gana ver y es lo que me ha pasado ahora mismo con Al. Nadie como Al sé liaría conmigo nunca. Pero, ¿por qué pienso en Al ahora? Dios, que lioso es todo. El chico que tengo al lado es Clive no Al. Centrate en Clive me digo –Jane, ¿hace cuánto que no comes?
-Esta tarde en la merienda, ¿por? –Miento
-Hola, felino, sal del estómago de Jane –Dice mirando mi vientre y riéndose. Le acompaño y finjo también una sonrisa.
-Idiota –Le pego un pequeño puñetazo en el brazo. Odio mi cuerpo. ¿No podría quedarse callado mi estómago? Por mucho ruido que haga no lo voy a hacer caso así que podría mantenerse en silencio.
-Pero tienes suerte. Este idiota prepara la mejor pizza del mundo. –Sonríe y no puedo evitar fijarme en el blanco de sus dientes. Esa sonrisa perfecta acompañada de los mechones de pelo negro que le caen desenfados e irregulares en la frente a cada segundo me atraen más y más –Vamos, ¿a qué nunca has cocinado en un restaurante? –Me da la mano para que me levante de la arena y nos dirigimos a su coche.
-¿Y tu hermano? –Pregunto. Intento sacarlo de mi cabeza pero Al aparece constantemente con sus hipnotizantes ojos en mi cabeza.
-Con Bella
-¿Y Bella es? –Pregunto
-Su novia –Intento ocultar mi decepción. ¡Pues claro que tiene novia imbécil! Es encantador y está buenísimo. Empiezo a roer mis uñas descaradamente y enfadada por la respuesta que me ha dado el polo opuesto de Al.

sábado, 25 de mayo de 2013

Capítulo 4

Capítulo 4

Cuando la noche anterior Al se enteró de que vivía en la mansión Mercier se quedó pasmado.
-¿Pero no te da miedo dormir allí, alejada de todo el mundo? Dios, esa casa es espeluznante –Para mí aquella casa era solo antigua. Nada espeluznante, ni terrorífica. De pequeña la imaginaba como una casa en la que vivían brujas y arañas gigantes trepando por las paredes mientras que el abuelo del marido de mi tía Maffi se comía cada pedacito de niño que se atrevía a pasar por delante de la casa. Pero, ¡por dios, son solo historias de niños!
-Es enorme. Por dentro no es espeluznante, ni por fuera tampoco. Es mágica –Me miró confuso mientras que cargaba mi bicicleta en la parte trasera de su descapotable. Se nos hizo tan tarde que se ofreció a llevarme a casa en coche, donde pudimos seguir con la conversación. –No sé si me explico –Movió la cabeza a ambos lados –A ver, cuando estoy en esa casa o en el pueblo es como si me transportase a otra época. Como si me metiese de lleno en alguno de mis libros. ¡Vamos, no me vas a negar que este pueblo no se parece al bosque de Hogwarts! –Hablaba con demasiado entusiasmo como siempre que hablo de libros.
-¿Qué?
-¡Hogwarts! ¿Qué pasa en este sitio, no os comunicáis con el mundo exterior? ¡Dios mío Al, Harry Potter! –Mi mirada atónita se clavaba en él. ¿¡Quién no conoce a Harry Potter!?
-No leo –Respondió severo, como si estuviésemos hablando sobre algo terriblemente doloroso.
-No sabes lo que te pierdes –Le respondí refunfuñando.
-Si lo sé –Aparcó enfrente de la casa de tía Maffi.
-Adiós y… gracias –Me despedí de él con dos breves besos en las mejillas y bajé del coche. Antes de entrar a casa oí su voz llamándome.
-¡Jane! Mañana hay una fiesta en un pueblo cerca de aquí. ¿Quieres que venga a buscarte sobre las ocho? –Levanté mi dedo en señal de aprobación y esperé a que se su viejo descapotable se desvaneciese en la noche para entrar en casa.
Así que aquí estoy, ocho de la tarde exactas esperando a Al, prácticamente un desconocido, para ir una fiesta en la que no conozco absolutamente a nadie y encima estoy como un  flan. Llevo todo el día para decidir que ponerme y al final me he decantado por algo arreglado, lo suficiente para que me dejen entrar a una discoteca, pero a la vez informal, por si me lleva a un botellón en medio de quien sabe dónde.
Un coche para enfrente de casa de tía Maffi. Me deslizó en la parte trasera del descapotable de Al sin darme cuenta de que conozco a la persona que hay en el asiento del copiloto.
-Hola Al –Me acerco para darle un beso en la mejilla –Hola Clive –Le miro lo suficientemente enfadada como para hacerle borrar la mirada de autosuficiencia que tenía segundos antes.
-Lo siento Jane, el muy idiota ha dejado su coche a no sé quién y aún no se lo han devuelto –Y así, yo en el asiento trasero y los dos hermanos en los delanteros salimos a la fiesta en… Bueno, en algún sitio
***

-Hola chicas, ¿me echabais de menos? –Gritó Clive. Me esperaba cualquier sitio menos esto. Estamos en una playa completamente a oscuras excepto por una hoguera en la que se sientan seis chicos alrededor. La música no es alta y ni siquiera es música de la que hace que te tiemblen los oídos, es música lenta pero agradable. Algunas de mis antiguas amigas la llamarían música depresiva pero a mí me gusta. Me encanta sentir cada punteo de la guitarra o como suben y bajas por las diferentes notas sin dificultad y poder imitarlos.
-¿Estás bien Jane?
-Perdón Al, estaba pensando
-Decía que si querías una cerveza –Borro de mi cabeza todos los recuerdos de las antiguas personas que alguna vez fueron mis amigas.
-No gracias, no bebo –Finjo una sonrisa. Al abre una cerveza y me saca una Coca Cola para mí. Nos sentamos con el grupo de gente que hay alrededor de la hoguera.
-¿Cómo te llamas?
-Janina pero me llaman Jane –Una chica con el pelo del color de los ganchitos naranjas que tanto le gustan a mi hermano intenta entablar conversación. Trato de parecer lo más extrovertida posible ya que el verano es muy largo y no conozco a ninguna chica en todo el pueblo.
-Bueno Janina pero me llaman Jane, ¿de dónde eres? -Ambas reímos antes aquel chiste tonto. Esta vez no tengo que fingir solo me relajo e intento congeniar lo mejor que puedo.
-¿Qué tenéis en este sitio con los interrogatorios? –Al que está sentado al lado de mí se ríe aunque la chica sin nombre del pelo color gusanito naranja nos mira confusa. –Perdón, soy de Madrid –Me ruborizo. Bueno, en realidad me hubiese gustado ruborizarme pero mi cuerpo hace mucho que dejó de llenar mis mejillas con color con facilidad –Y tú, ¿cómo te llamas?
-Kod –La miro confusa. Nunca había escuchado ese nombre que es igual de peculiar que la chica que lo lleva.

-Es un apodo –Me dice un chico que aparece detrás de Kod y la apoya en su regazo. –Se llama Victoria, yo soy Lewis. Encantado –Estira la mano que aprieto con seguridad.